Pollensa y Puerto Pollensa, ubicados en el norte de Mallorca, son dos de los destinos más apreciados de la isla, especialmente populares entre familias y parejas que buscan un retiro relajado y pintoresco. Ambas zonas ofrecen una mezcla perfecta de belleza natural, historia y cultura, con la Sierra de Tramuntana como telón de fondo.
Pollensa, originalmente un pequeño pueblo de pescadores, es famosa por su autenticidad y encanto, habiendo preservado gran parte de su carácter original gracias a estrictas normativas de construcción que limitan los edificios altos. El pueblo en sí es un laberinto de estrechas calles empedradas, edificios históricos y plazas animadas, como la Plaça Major, donde se celebra el famoso mercado semanal. Este mercado es una gran atracción, ofreciendo una variedad de productos locales, artesanías y textiles, que permiten a los visitantes experimentar el auténtico sabor de la vida mallorquina.
La zona que rodea a Pollensa alberga varios monumentos históricos, como el puente romano y las escaleras del Calvari, una escalera de 365 peldaños que conduce a una pequeña capilla con impresionantes vistas sobre el pueblo y el campo. Además, a las afueras de Pollensa, los viajeros pueden explorar la ruta panorámica hasta el faro de Cap de Formentor, donde los visitantes suelen reunirse para ver la puesta de sol sobre el mar Mediterráneo.
Puerto Pollensa es un pueblo costero más tranquilo, ideal para la relajación. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de los numerosos cafés y restaurantes que bordean el paseo marítimo, así como de excelentes hoteles, todos ellos manteniendo un encanto tradicional. La atmósfera tranquila de la zona, sus hermosas playas y la impresionante bahía la convierten en un destino perfecto para deportes acuáticos y actividades de ocio junto al mar.